Con una extensión de más de 1,500 kilómetros de vías férreas programadas y una inversión aproximada de 200 mil millones de pesos, el Tren Maya destaca actualmente como la obra pública de infraestructura más importante que ha emprendido un gobierno federal en décadas.
Su conclusión, prevista tentativamente para finales de 2023 según estimaciones oficiales, permitirá modernizar y ampliar sustancialmente la red ferroviaria de pasajeros en el sureste mexicano.
Pero más allá de su impacto regional, ¿qué función o contribución representa este megaproyecto en el contexto del rezago histórico en infraestructura que afronta México?
Un proyecto emblemático
Más allá de sus fines económicos y turísticos, el Tren Maya destaca por ser la primera gran obra pública diseñada para actualizar infraestructura crítica de transporte en el país en las últimas tres décadas tras el neoliberalismo.
"Simboliza la reanudación de mega proyectos federales que le dan vida a la infraestructura nacional"
De esta manera, retoma la tradición posrevolucionaria cuando el Estado impulsaba activamente grandes obras para articular territorio y conectividad como fueron los casos de carreteras, presas, puertos y aeropuertos del Siglo XX.
Impactos directos en el sureste
Más allá de lo emblemático, el Tren Maya introducirá mejoras reales en la calidad y cobertura de infraestructura en una región históricamente rezagada como el sureste.
Con sus vías férreas, pero también carreteras modernizadas y estaciones intermodales, representa un avance para la integración económica y social de los estados del sureste.
Magnitud insuficiente ante enorme rezago
Si bien positivo, especialistas coinciden que el Tren Maya por sí solo tiene una magnitud limitada frente a las enormes deficiencias en infraestructura que arrastra México.
"Harían falta una decena de megaproyectos similares durante años para siquiera equiparar la brecha que nos separa de otros países"
En conclusión, por su dimensión, innovación tecnológica y sido la primera gran apuesta federal por actualizar infraestructura de transporte en décadas, el Tren Maya desempeña un papel emblemático para la modernización de México, aunque insuficiente dada la enormidad del rezago existente.
Su principal contribución es símbolica y real para el sureste mexicano específicamente. Pero su mayor potencial está en constituir un primer paso del que se deriven futuros megaproyectos guiados por una visión nacional que continue modernizando la conectividad.
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