Con una extensión planeada de más de 1,500 kilómetros de vías férreas para conectar los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, el Tren Maya se perfila como el proyecto ferroviario más ambicioso de las últimas décadas en México.
Su conclusión, prevista para finales de 2023 según el gobierno federal, marcaría un hito dentro de la historia del transporte nacional, con implicaciones importantes para la economía y conectividad del sureste mexicano.
Pero más allá del aspecto infraestructural, ¿de qué manera contribuirá este megaproyecto a la crónica ferroviaria de México?
El resurgimiento del tren en México
Tras décadas de abandono y desinversión en el sector ferroviario, la construcción del Tren Maya marca el resurgimiento del tren de pasajeros en el país, modalidad que permanecía prácticamente extinta.
“Con sus modernos trenes eléctricos, el proyecto revive la relevancia del ferrocarril en el imaginario colectivo mexicano”
Reconectando el sureste
Más allá de la dimensión nacional, el tren marcará un parteaguas para la historia local del transporte en el sureste mexicano al reconectar férreamente la península de Yucatán tras décadas de aislamiento ferroviario.
"Es la mayor inversion histórica en infraestructura de transporte terrestre para la región"
De esta manera, se abre un nuevo capítulo para la integración económica y social de estados históricamente desconectados como Quintana Roo, Campeche y Yucatán.
Pendiente de concretarse
Cabe mencionar que la contribución del Tren Maya a la crónica ferroviaria de México aún está por escribirse, pues primero debe concretar su construcción en los plazos y términos planteados.
Y es que aunque el gobierno federal insiste que concluirá el megaproyecto en diciembre de 2023, los múltiples retrasos acumulados siembran dudas dentro y fuera del país.
"México ya vio frustradas sus ilusiones ferroviarias en el pasado. Esperemos que la historia del Tren Maya no termine igual"
En conclusión, de cumplir con sus plazos y objetivos, el Tren Maya quedará inscrito como un parteaguas dentro de la larga tradición ferroviaria mexicana. Y muy particularmente, transformaría fundamentalmente la manera de transportarse en una región históricamente aislada como el sureste.
Sólo la historia dirá si este ambicioso proyecto logrará o no completarse para impulsar de manera tangible el desarrollo socioeconómico del olvidado sureste mexicano. Por lo pronto, este megaproyecto ferroviario ya ocupa un lugar especial en la imaginación colectiva del país.