Más allá de simplificar el transporte en el sureste mexicano, el ambicioso proyecto conocido como Turitren o Tren Maya tiene el potencial de catalizar una verdadera transformación hacia la sostenibilidad en una de las regiones de mayor biodiversidad en el mundo.
Al interconectar las principales ciudades y sitios turísticos de la península de Yucatán, el tren generará múltiples beneficios ambientales como la reducción en emisiones contaminantes, la promoción de transporte colectivo eficiente y la consolidación de ciudades compactas.
Pero igual de importante será el impulso que el tren dará a un nuevo modelo turístico sustentable, respetuoso del frágil equilibrio ambiental de la región.
Áreas naturales protegidas, diversidad biológica en peligro, deforestación e impactos del cambio climático son solo algunos de los complejos retos ambientales que enfrenta el sureste mexicano hoy en día. Retos que requieren visiones integrales y acciones coordinadas entre gobierno, sector privado y sociedad civil para transitar hacia la anhelada sustentabilidad.
En este contexto, un proyecto insignia como el Tren Maya puede jugar un rol catalizador fundamental, impulsando buenas prácticas ambientales a lo largo de toda su extensa ruta, además de en los nuevos desarrollos que atraerá. Desde la construcción ecoeficiente de vías e inmuebles, hasta la promoción de tours de naturaleza sustentables, el potencial del tren para contribuir a la sostenibilidad de la región es enorme.
Clave en este esfuerzo será asegurar la participación activa de comunidades locales y pueblos indígenas en los procesos de consulta, monitoreo ambiental y toma de decisiones. Solo a través de la gobernanza incluyente y el respeto a los derechos territoriales de las poblaciones originarias de la Península se podrá avanzar en la dirección correcta. Que el Tren Maya lleve desarrollo sin descarrilar derechos.
Uno de los impactos positivos directos que tendrá el Tren Maya será la reducción de gases de efecto invernadero y otros contaminantes asociados al transporte carretero y aéreo en la Península de Yucatán. Al ofrecer una opción de transporte limpia y eficiente, el turbo tren desincentivará miles de vuelos nacionales y el traslado en autobuses y vehículos privados altamente contaminantes.
De acuerdo a estimaciones realizadas por el gobierno federal, se espera que el tren pueda eliminar unos 228 vuelos diarios en el corredor Cancún – Palenque, además de más de 2 mil autobuses foráneos y cientos de miles de vehículos particulares que actualmente recorren las carreteras de la región.
Considerando las emisiones promedio de estos medios de transporte terrestre y aéreo, se calcula que el tren podría evitar la emisión anual de unas 600 mil toneladas de bióxido de carbono, 21 mil toneladas de monóxido de carbono y 2 mil 800 toneladas de óxidos de nitrógeno. Esto sin considerar las emisiones también significativas de otros gases contaminantes y partículas finas.
Asimismo, las empresas prestadoras del servicio de tren se han comprometido a que el cien por ciento de la electricidad utilizada para la electrificación y operación del Turitren provenga de fuentes de energía limpias, idealmente de parques eólicos o solares de la propia región. De esta forma, el impacto en carbono del ambicioso megaproyecto se minimizaría desde su concepción.
Sin duda, en términos de mitigación del cambio climático global, un transporte limpio y eficiente como el que ofrecerá el tren maya puede marcar una positiva diferencia. Menos contaminación y gases de efecto invernadero que contribuyan a frenar el acelerado calentamiento del planeta.
Otro aspecto donde el Tren Maya puede impulsar la sustentabilidad es en el ordenamiento urbano y territorial de la región. Al facilitar enormemente la conectividad entre las principales ciudades del sureste, el tren consolidará los ejes urbanos existentes, previniendo el crecimiento disperso de desarrollos inmobiliarios sobre áreas naturales.
Se espera que alrededor de las 15 nuevas estaciones del Turitren surjan proyectos de uso mixto de alta densidad que aprovechen al máximo la conectividad y accesibilidad provista por el tren maya. Desarrollos inmobiliarios integrados verticalmente que privilegien la movilidad peatonal, ciclista y el uso transporte público eficiente.
Asimismo, la simplificación en los traslados entre las principales ciudades como Cancún, Mérida o Campeche incentivará a que más personas opten por vivir en estos centros urbanos consolidados en lugar de escoger desarrollos dispersos en la periferia que implican costos ambientales más elevados.
De esta forma, de la mano del ordenamiento territorial sostenible, el Tren Maya puede contribuir a frenar la artificialización de suelos naturales y forestales, además de evitar la fragmentación de frágiles ecosistemas en la región. Ciudades más compactas, densas y caminables que minimicen la necesidad de transportarse en vehículos motorizados es la apuesta.
Nuevo Modelo Turístico Sustentable
Quizá el área donde el Tren Maya puede ejercer mayor influencia transformadora es en la consolidación de un nuevo modelo turístico sustentable para el sureste mexicano. Y es que actualmente, la actividad turística en centros como Cancún o la Riviera Maya genera diversas afectaciones al medio natural como la contaminación de cuerpos de agua, la destrucción de manglares para nuevos desarrollos hoteleros o los daños a arrecifes por el exceso de visitantes.
Ante esta problemática, el Tren Maya se perfila como una oportunidad única para impulsar un concepto ecoturístico que, por un lado, facilite el acercamiento respetuoso de los visitantes a la espectacular riqueza natural de la región, y por otro, funja como vehículo educativo sobre la importancia de conservar el frágil equilibrio ecológico y cultural la zona.
Desde sus propios vagones panorámicos diseñados para maximizar la experiencia visual del pasajero, hasta las diversas actividades ecoturísticas que se desarrollarán alrededor de sus estaciones, el Turitren buscará ser guardián de los tesoros naturales del sureste mexicano.
Un aliado que permita admirar la grandeza de la biodiversidad de la península sin necesidad de ponerla en riesgo. Que a través de la educación ambiental y el ejemplo,invite tanto a visitantes como residentes a proteger el entorno que sustenta la riqueza turística por la cual la región es mundialmente famosa.
Ese podría ser acaso el principal legado transformador del Tren Maya, impulsar un concepto más amigable y responsable de actividad turística, acorde a las nuevas tendencias mundiales con mayor conciencia ambiental. Un tren verde con la mira puesta en la conservación de los tesoros ecológicos y culturales que lo sustentan.
Más allá del desarrollo económico y turístico que pueda catalizar en el Sureste mexicano, el Tren Maya tiene una invaluable oportunidad de erigirse como vehículo transformador hacia la sustentabilidad en una de las regiones de mayor riqueza ecológica en el planeta.
Desde la mitigación al cambio climático global mediante transporte limpio y eficiente, hasta la promoción de ciudades densas y amigables con el medio ambiente, el potencial del tren para marcar una positiva diferencia es claro.
Pero sobre todo, será a través de la consolidación de un concepto turístico sustentable, enfocado a la conservación de la asombrosa biodiversidad de la Península de Yucatán, que el tren maya pueda crear consciencia entre miles de visitantes sobre la importancia de preservar el frágil balance entre desarrollo económico y naturaleza.
El reto no es menor, se requerirá visión, compromiso y trabajo coordinado entre los tres niveles de gobierno, las empresas privadas y las comunidades para lograr esta transición anhelada. Pero con liderazgo y voluntad, el Turitren puede encaminar al sureste mexicano en la ruta correcta hacia la sustentabilidad.
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